19º.- El traje del emperador

POST: El Traje del Emperador. 24 de mayo.
AUTOR: Michael Gavin
BLOG: Temas de interés.
NOMINADO: David Fluxà, socio número 6
MOTIVO: Porque me gustan los textos con un encabezamiento adecuado al tema tratado y porque coincido totalmente con el tema descrito.


El Traje del Emperador
No sé si todos conocéis el cuento El Traje del Emperador. Se trata de la historia de un rico rey que es engañado por unos sastres que le hacen creer, a él y a sus súbditos, que lleva un traje maravilloso. Por supuesto, el traje no existe, pero los sastres argumentan que quien no lo vea es por no tener la inteligencia suficiente. Entonces, ¿Quién va a ser el listo que dice la verdad? No, no, sería enseguida descalificado como ignorante.
Pues muchas veces pasa lo mismo en el terreno cultural. Algo se pone de moda, la gente lo sigue por mimetismo, y a ver quién es el guapo que se pone, no ya en contra, si no fuera de órbita del fenómeno y se niega a participar. Te miran como un bicho raro y hasta te pueden tratar de inculto.
Esto pasa mucho con pintores. No dudo que habrá gente que admire a Miró, pero no es de recibo que se le trate como un gran artista porque haya pintado la estrella de La Caixa y otros dibujos con manchas de tres colores. En cambio, como oses criticarlo, es que se te tiran a la yugular. Mucho me temo, sin embargo que ahí también interviene su referencia nacionalista, pero ese es otro tema.
Y lo que se lleva ahora es el famoso y manido Código Da Vinci. O sea, un señor escribe una novela, da unos datos inventados, y se transforma en un best-seller. Hace un par de años era el libro, pero ahora nos amenazan con la película. Una película que tendrá éxito por el marketing que le están haciendo, y porque como atacar a la iglesia está de moda (a la católica, claro, que como fuese a la musulmana, mencionando a Mahoma, saldrían millones de personas a la calle), pues nada, que queda muy progre apuntarse a caballo ganador. Y todo por una ficción creada por un escritor que en ningún caso pretende dar aires de veracidad al asunto, pero que es aprovechada para que los de siempre nos digan que el emperador va muy bien vestido, y quien no lo vea, a la hoguera con él.