lunes, septiembre 04, 2006

Ataque del lenguado Nº 13 nominado

Nominado por: Silvia Roljic (33)
Autora: María de Lope, editado el dia 17 en su blog ...CRAZY MARY...
Motivo: Porque me ha hecho desternillarme de la risa, y la estaba viendo, a ella y a su cena
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Todo comenzó en el momento que decidí que ese día me apetecía comer pescado. Pescado, así, en general, sin especificar...pescado. ¡Maldita la hora en la que pronuncié la palabra lenguado!!...¿por qué lo haría?...¿por qué?...con la cantidad de pescados que hay y que podía haber escogido, tuve que elegir precisamente ese, el lenguado.
Todos los pescados estaban juntitos en el congelador. Dormidos, tranquilos, callados...en una o dos palabras, congelados, ultracongelados, tiesos, tipo mojama,...vamos muertos y bien muertos. O eso creía yo.

Lo primero que hice, en mi ignorancia, fue ir hasta donde se encontraban todos los pescaditos, entre ellos “ése” al que he hecho referencia antes...el lenguado de los huevos ( no, huevos no tenía, muy mala leche, por lo visto sí, pero huevos no, aún así le viene que ni al pelo lo de lenguado de los huevos). Abrí la puerta del congelador, y rebusqué hasta encontrar la bolsa donde estaba escrita la palabra maldita, aunque entonces yo todavía no sabía que era maldita. En cuanto la pronuncié empezaron a suceder cosas extrañas.
Cogí la bolsa, y a continuación unas tijeras enormes para cortarla y sacar unos cuantos lenguaditos para comérmelos...( ésto les debió sentar fatal)...y...la primera en la frente...las tijeras enormes y que hasta el día anterior funcionaban perfectamente, ya no cortaban, como si hubieran pasado años dentro del agua y el óxido las hubiera corroído...se quedaban atascadas en el intento de rasgar la bolsa...Dada mi proverbial cabezonería, y sin querer darle mucha importancia al óxido, puse todo mi empeñó en ello, agarré un extremo de la bolsa con una mano, las tijeras con la otra, tiré para que se tensara y poder meterle un tajo como Dios manda...pero como decía, esa fue la primera, y casi me llevo dos dedos de una mano...me faltó el canto de un euro ( expresión que queda fatal pero que la he adecuado a los tiempos que corren ...otro día hablaré sobre ello). A la vez que casi me llevo por delante los dedos, conseguí hacer una especie de abertura, tipo corte sierra de dientes en la bolsa, para sacar los lenguados.
El paso siguiente era pillar un plato para depositarlos y que pasaran a un estado de no congelación... Creo que esto otro tampoco les gustó mucho.
Abrí la puerta del mueble y vi un plato grande...y me dije, aquí, aquí estarán bien, aquí caben...tiré del plato, pero con la visión al laser que poseo no me había pispado que debajo del plato grande había otro chiquito y al tirar de él, el otro plato, el que no había visto, salió volando, yendo a hacer puñetas, estrellándose contra el suelo, y no sólo éso, sino que lo hizo convertido en unos mil millones de trocitos que se esparcieron por toda la cocina...y eso que no era de dúrales(más conocidos por el nombre comercial de Duralex)... la madre que lo trajo!!...me cago en el plato!!...ahora a recogerlo todo...empiezo por los pedazos más grandes, pocos, pero más grandes...y ¡¡joder!!...una esquirla, que no se apreciaba que estaba, pero que estaba, clavada en la mano...de verdad...de verdad!!!...pero que está pasando??...ponte guantes, limpia todo, barre, solo me faltaba eso de “fija y da esplendor”...pero sin academia de por medio. Bueno, con tiempo suficiente, con calma, paciencia, meditación...OM!!...OM!!! y con mucho cuidado, lo conseguí, me hice otra vez con el control del proceso y de mis nervios.
Vale. Sólo faltaba coger los lenguaditos y ponerlos en el plato que estaba entero, sin destrozar...meto la mano en la bolsa, pillo la primera de las piezas...y...¡mierda, mierda, mierda....!!! aquí ya llegó el ataque directo y sin piedad de los lenguados...No sé como lo hizo, pero el lenguado en concreto que había conseguido pillar se me escurrió de entre los dedos para ir a caer justo, justo, encima del pie, dándome con la parte más picuda y más congelada que tenía el bicho, o sea que no cayó plano...y además encima de un tendón...cagüentodoloquesemenea...ay,ay,ay!!!!... mi pie, mi tendón!!!..., ni a posta le sale el hacerme polvo de esta manera...a posta??...he dicho a posta, adrede...??? ...Aquí me dí cuenta.
Era el ataque del lenguado!!, que muerto, lo que se dice muerto parece que no estaba, sino más bien tipo zombie, y que había conservado su alma de merluzo, digo de lenguado, para poder vengarse en el primero con el que tuviera oportunidad...o sea en mi pie, y por extensión hacia arriba, en mí al completo...Ahí lo comprendí todo. Era un ataque premeditado, esperado, buscado, y, como la venganza, servido en plato frío ( nunca mejor dicho).

Y digo yo...¿qué culpa tenía de todo lo que le había pasado al besugo, digo, al lenguado éste, y reitero, lenguado de los huevos??...Yo únicamente quería cubrir mis necesidades alimentarias...nada más que eso...pero “él” se vengó en mí, supongo que como representante, el más cercano y a su alcance, de ser humano.
Ahora tengo el pie vendado y dolorido...Eso sí, el pescadito en cuestión se fue por las patas abajo, porque, si bien me planteé pegarle una somanta de palos como a los pulpos, para ablandarlo, lo que hice fue meterle una fritada que se quedó chamuscado a la par que refrito...ja!! al final, la que tenía la sartén por el mango, literal oiga, era menda...
Así que, compañeros, cuidado, estad ojo avizor, si véis que las tijeras de cocina se atascan, se os caen cosas de las manos, o decidís comer algún pescado, cuidado, porque nunca se sabe cuándo ni dónde puede aparecer un espécimen que quiera vengarse de la raza humana...

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