miércoles, noviembre 01, 2006

Barcelona versus Varsovia Nº 2 nominado

01/11/2006 16:58

Nominado por: Jesús Valdivieso (1)
Autora: M.G. editado en su blog "Sexo en la ciudad" el dia 23
Motivo: Una denuncia de la intolerancia y un testimonio de los cambios habidos en nuestra ciudad.




El sábado conocí una Barcelona diferente. Tomé la calle Hospital en Las Ramblas y la seguí, internándome más y más en barrios en los que nunca antes había estado. El paisaje fue cambiando, también los transeúntes. Letreros en árabe, carnicerías y tiendas especializadas,…Compré dos películas de Bollywoood en un videoclub indio, y hasta me bajaron el precio por llevarme las dos. En Barcelona se puede regatear, casi puedes imaginar que has cruzado el Globo y estás en la India, en Pakistán, en África,…
El sábado entré en el gueto. Y en ese gueto, me sentí más cómoda, caminado sola, que en la mayor parte de las calles de la Barcelona que todos conocemos.
En los últimos años, se está produciendo un cambio cada vez menos sutil y más agresivo en esta ciudad. Cada vez más catalanes y barceloneses se muestran intransigentes, intolerantes, y llenos de prejuicios hacia los hispano-parlantes. No digo castellano-parlantes a propósito, porque el castellano se habla sólo en Castilla. El Español (¡he nombrado la palabra tabú!) se habla en toda la piel de toro: en Castilla, sí, y también en Andalucía, en Extremadura, en Galicia, el País Vasco,…Y también en Cataluña. Me revienta cada vez más esa manía de llamar al español castellano.
Veo una sociedad cada vez más nacionalista, más llena de prejuicios. Una sociedad que me recuerda a la Nacional Socialista Alemana de la pre-Segunda Guerra Mundial. Comprendo cada vez mejor a los judíos de Varsovia, y es irónico que, en otras partes de España, a los catalanes nos llamen “Polacos”. Los catalanes que hablamos español cada vez tenemos más miedo de hablar. La censura es brutal. No podemos defender nuestra posición como catalanes hispano parlantes sin que nos salten al cuello diez nacionalistas con la cancioncita, ya tan manida: “¡Pues si o os gusta, iros! Tenemos tanto derecho a estar aquí como el que más.
Yo volví del extranjero buscando mis raíces, el lugar en el que nací. Y me siento más extranjera que en ningún otro país en el que haya vivido o que haya visitado con anterioridad. Y que se cuentan por docenas.
En Cataluña, ya no vivimos en un país libre. Y no, no hablo de Cataluña como “país” (aunque ya se la denomine abiertamente “país” incluso en la TV sin que nadie se lleve las manos a la cabeza ni alce una ceja). Hablo de España, el país del que Cataluña forma parte. Ya puedo oír a los nacionalistas rechinando los dientes, puedo ver cómo se ponen rojos de ira leyendo esto. Y eso sólo confirma lo que afirmo: que Cataluña ha dejado de ser una zona libre. Aquí sólo es políticamente correcto defender el catalanismo. Las fachadas impolutas de cualquier entidad, sociedad o club de barrio pro-independentista frente a la respuesta más o menos sutilmente agresiva, amenazadora, a cualquier persona o entidad que defienda su democrático derecho a expresar su opinión.
¿Cómo hemos llegado a esto?
¿Se debe quizás al aumento de la inmigración, como en tantos otros países antes? ¿Es que sus experiencias no nos han servido de nada, no hemos aprendido nada de la Historia?
Sería divertido ver como por fin, hartos y quemados, los españoles y catalanes partidarios de mantener la mente abierta y de mantener, claro que sí, nuestros derechos más elementales en un país democrático, nos vamos, como tanto parecen desear grupos más y más numerosos. Y ver cómo aquí se quedan…los que nos espetaban “¡iros si no os gusta!” cuando denunciábamos una situación insostenible. Cómo se quedan junto con los miles, millones de inmigrantes que vinieron para quedarse, ellos sí, persiguiendo un sueño; capaces de adaptarse a todo con tal de salir adelante. “Barcelona o muerte”.
La convivencia no es compatible con el fanatismo. Y si las cosas continúan en esta línea, vaticino graves problemas en un futuro no muy lejano. Ya no se trata de un sector minoritario y marginal. Los hijos de papá de familias bien se han sumado a la “movida barcelonesa”. Ellos son los que dan palizas nocturnas a los indigentes o inmigrantes de cualquier procedencia.
Hablar de las cosas hace que la luz las ilumine y podamos verlas como realmente son. ¿Será ese el motivo por el cual cada vez más catalanes pro-nacionalistas tratan una y otra vez de cerrarnos la boca a fuerza de intimidación, de amenazas veladas o no?
Me río cuando alguien me dice que Barcelona es una ciudad cosmopolita. Me reía antes y cada día me río más. Londres, París, nueva Cork, vale. ¿Barcelona? Barcelona es un reducto de mentalidad cada vez más estrecha, pueblerina, donde el apellido es lo que cuenta, y ahora, el idioma que hablas e impones. Hay aquí demasiada gente asustada, aterrada por el miedo a desaparecer si permite a otros crecer y desarrollarse. A estas limitadas mentes no llega siquiera el concepto de que otras culturas podrían llegar a enriquecer la suya.
Rompo una lanza en mi favor: he recibido palizas en Madrid por ser catalana. Por haber nacido en Barcelona. ¿Me da eso derecho a hablar, o debo seguir callando…en “castellano”?

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